Microscopía 2024

Formato: Fanzine desplegable
IMPRESIÓN: OFFSET 4/4
PAPEL: BOND 140G
DISEÑO: CASA EN BLANCO

Manifiesto de tres cuerpos

I.

un cuerpo que teje como pulso de viaje,
un cuerpo que teje.

danza de las manos, huella de los sentidos,

Enredar, 

torcer, 

ligar, 

ensamblar, 

urdir, 

desenredar, 

asociar, 

combinar, 

teñir,

envolver, 

contener, trasladar. 

un cuerpo que teje como pulso de viaje, un cuerpo que teje.

Encontrar un ritmo, 

el pulso del corazón, 

el tempo de la respiración, 

hacer del aire y el pensamiento un cordón,

como el torzal, 

tuerce la fibra, 

abraza los huesos, 

envuelve la columna vertebral. 

un cuerpo que teje como pulso de viaje, un cuerpo que teje.

¿Cómo ven la luz las manos? Yo sentada aparentemente inmóvil e inamovible 

¿Cómo ellas piensan el movimiento, donde se hace visible todo lo que pasa adentro?

II.

un cuerpo que cuida los estados manuales del tiempo.

Este ensayo de tejío es ir materializando aprendizajes y procesos que he ido atesorando, guardando, recolectando, trasladando y registrando sin mucho saber por qué o para qué, durante unos cuantos años de constante movimiento. Un oficio que se ha construido a sí mismo, conduciendo sinuosamente yo, solo el deseo vacilante de ilusiones, ideas e ideales, ciertas micro rebeliones simbólicas frente a lo que me parecía una realidad agobiante, y algunas desadaptaciones que inauguraron una búsqueda desesperada por habitar un lugar seguro donde poder desenvolverme y envolverme como lo que está vivo.  Me propongo entonces aprender de las experiencias en su sentido más literal. Me obsesiono con buscar conocimiento en el movimiento, buscar el saber-se ahí, el saberse-dónde. Ir a su encuentro, cambiar la tierra que me sostiene y el alimento, a ver que encuentro. 

Desde mis subterráneos me jala un hilo vegetal que me trae y a la vez me empuja al placer de la metamorfosis de mis materiales. A entretenerme averiguando el tiempo de los procesos vivos, haciendo pensamiento el dibujo de las huellas dactilares. 

De la arcilla me fui al papel, navegué unos cuantos grabados quemándome con los ácidos, volví a la arcilla para ir aún más atrás en sus virtudes tecnológicas de contención, fui más atrás y más, mucho más adentro. Allí estaba oscuro, había completa oscuridad, como aquí. Ahí me encontré con tejidos cuyas fibras eran brillantes y translucidas, de mucha estructura y a la vez maleables, tiernas, flexibles. Tenían el poder de hacerme bailar, hipnotizada por verlas atravesar la luz en la oscuridad, por convertir en gestos, dolores y fulgores, conducida por el deseo de mis manos, la necesidad del tacto, la ensoñación de la caricia.

El tejido, el tejer, teñir e hilar hizo multiplicar la mirada, como si me salieran ojos en la frente, el cuello y las orejas, y pudiera con mirada periférica ver desde distintos ángulos y a un mismo tiempo como se multiplican caleidoscópicamente sus cruces y entrelaces, un acercamiento a los gestos e hilos microscópicos de los tejidos que permiten y sostienen una vida.

Tejer, tejer para aprender ¡Cómo se resiste a tanto borramiento!

La práctica de tejido, cómplice y compañera, demandante y desafiante, permitió que en el tejer y el paso del tiempo por ese aprendizaje, pudiera ir organizando dinámicas anímicas, rutas y dislexias emocionales, genealogías familiares y musicales, tiempos de angustias y vueltas en círculos; en ritos, fiestas bailables, lecturas y escrituras textiles. En objetos como tesoros de amores, hitos tanto de pérdidas como de vitales hallazgos. En el taller como hoguera, hogar, cama y olla. 

 

Creo en la conmoción como movimiento, creo en un andar, en un por qué mental gritándome en vos alta. Una búsqueda siempre inconclusa sobre el cómo armar y desarmar destinos, normas e identidades predeterminadas e impuestas desde dentro y desde fuera. Una apropiación afectiva, vincular y amorosa de la memoria de todas nuestras manos.

Atesorar, atesorar, 

atesorar la escucha y refugio en el cuerpo, mi cuerpo y los otros cuerpos de un micromundo tan real como imaginario. 

 

Esta investigación artesanal, no es más, ni menos, que una práctica de vivencias y sobre-vivencias, una cotidianidad doméstica heredada de abuelas, madres, amigas y tías. Una curiosidad intensa, creativa y galopante que a veces puede ser mi propio verdugo. Un estar sensual y sentido, una alquimia trofológica, una aproximación erótica hacia la materia y el hacer con mis manos. Desde ahí se levantan hebras hacia atrás, dibujando un camino que ha querido perseguir mi deseo y mi capricho. Un juego muy serio con el fuego.

 

Me he ido enrollando en los hilos y los dedos, cobijándome en los pensamientos. Mis pensamientos son ya, pensamientos de enredadera. Las fibras se conectan y entrecruzan, rastrean, absorben y se encuentran con las manos en un movimiento coreográfico, ágil y melódico. Son pensamientos que suenan y en su torsión se escuchan. 

III.

un cuerpo que inventa un laboratorio sensual de lo invisible

Ser tan porosa como la tierra o la infancia, dejarse remecer, interpelar y transformar por lo tocado…

 

… intenté dejarme llevar por las fuerzas amorosas y juguetonas que bamboleaban mi cuerpo desde las caderas. Poco a poco fui tomando estas fuerzas para que me ayudaran a avanzar, de alguna manera para que avanzáramos juntas. Sentí que, al no oponer resistencia, estás energías, estas fuerzas estaban disponibles para ir y mirar hacia adelante. 

 

Se disipó. Se enredo. Hizo enredadera de sí. Fue impulsada como un tallo verde en la selva. Se retorció como mala hierba y busco la hierba. Cayo y se quebró cientos de veces. En la profundidad de la tierra acariciada por microbios se retorcía. Una flora intestinal ecosistémica. Una flora del paisaje. Unas floras husmeantes retrecheras.

 

Y entonces…

¿Cómo morder el vértigo?

¿Cómo desgarrar el fuego?

¿Cuándo roza la lágrima?

¿Quién besa la costura?

 

¿Cómo reptar en el equívoco?

 

¿Dónde rozar con la voz?

¿Cuándo podremos desgarrarnos con nuestra memoria?

 

¿Cómo morder el viento?

¿Dónde nos roza la magia?

¿Quiénes pueden besar el éxtasis?

¿Qué roza una voz con otra voz?

¿Qué roza una voz con otra voz?